Calle Villa de Madrid, s/n, 21001 Huelva
Teléfono: 626 60 99 90
El Mercado del Carmen ha sido, desde hace más de un siglo, uno de los latidos cotidianos de Huelva. Ese entramado de puestos, conversaciones tempranas y producto recién traído del mar ha construido la identidad gastronómica de generaciones de onubenses. No es solo un mercado: es un punto de encuentro donde la ciudad se reconoce, un espacio que ha acompañado su crecimiento y un símbolo de cómo Huelva entiende la cocina. Su fuerza es tal que, a su alrededor, han surgido negocios que han hecho historia, como Casa Miguel, un bar que lleva funcionando desde 1868 y que forma parte inseparable de la memoria colectiva. Hablar de Casa Miguel es hablar de resistencia y continuidad. Fundado apenas dos años después de que abriera el antiguo mercado, aquel pequeño puesto de café y churros se consolidó como un refugio para quienes empezaban la jornada entre cajas de pescado y aromas salinos. Hoy, más de 150 años después, el local sigue de pie gracias a la familia que lo heredó, manteniendo un estilo de cocina sencillo y directo, apoyado por el producto fresco que ofrece diariamente la plaza. Ha visto cambiar de ubicación al Mercado del Carmen, ha vivido la transformación urbana del entorno y aun así conserva la esencia de sus orígenes.
Quien se acerca a Casa Miguel no busca un decorado pretencioso, sino la autenticidad de un bar que parece haber encontrado su equilibrio entre lo antiguo y lo actual. La terraza amplia, siempre orientada hacia la actividad del mercado, es parte fundamental del ambiente: mesas llenas de charla, platos que van y vienen, y camareros que se mueven con esa soltura de quien trabaja “en casa”. No hay artificios. Hay vida diaria, esa que solo tienen los negocios que llevan décadas formando parte del paisaje urbano. En el interior, la estética recuerda a los bares de siempre: barras de las que no se han extinguido, pizarras con precios escritos a mano y esa luminosidad que entra desde la puerta como si arrastrara consigo el bullicio del mercado. Es un espacio funcional, sin florituras, pero cargado de historia. Cada rincón tiene un aire de continuidad, como si el tiempo allí hubiera aprendido a avanzar sin borrar lo que había antes.
La propuesta culinaria de Casa Miguel se sostiene sobre un principio sencillo: cocinar con lo que ofrece el mar y hacerlo sin complicaciones. Es uno de los pocos bares donde se sigue tapeando pescado con la naturalidad de antaño, y esa cercanía al mercado se nota en la frescura de cada plato. Su cazón, convertido en una referencia dentro de Huelva, es la tapa que más miradas atrae, pero no la única. De su cocina sale lenguado 6 €, Dorada 5 €, Bailia 5 €, Lubina 6 €, Rodaballo 6 € y Corvina 6 €; tapas fritas como Ensaladilla 3,5 €, huevas aliñadas 3,5 €, salpicón de marisco 3,5 €, atún al ajillo 3,5 €, chocos aliñados 3,5 € o tortilla 3,5 €; tapas calientes como Carrillada 4,5 €, Albóndigas de choco 3,5 €, Carne con tomate 3,5 €, revoltillos 3,5 €, chocos con habas 3,5 €, tollos o atún con tomate 3,5 €; fritos como Boquerones 3,5 €, Chocos 3,5 €, Adobo de cazón 3,5 €, araña en adobo 3,5 € y Tortillitas de camarones 3,5 €; ensaladas con Mixta 5 €, para 2 personas 8 € o para 3 personas 12 €; mariscos con Coquinas 8 €, Almejas finas 16 €, gambas plancha 18 €, gambas cocidas 16 € y langostinos a la plancha 18 €; revueltos a 10 € de bacalao, champiñones con jamón y chistorra; montaditos de Lomo ibérico 3,5 €, presa paleta 5 € Jamón 3,5 €, Pechuga a la plancha 3,5 €, chocos co alioli 3,5 €, pez espada 3,5 € y lomo ibérico con jamón 4,5 €; fideuá 6 €, paellera grande 10 € y tapa 3,50 €; arroz choquero los sábados con paellera pequeña 6 €, grande 10 € y tapa 3,50 €. Preguntar por los guisos caseros que cambian cada día, como las habas enzapatás 3,5 €, garbanzos con bacalao y gurumelos 4,5 €, gurumelos en salsa 4,5 € o revuelto de gurumelos 18 €. Las raciones se sirven rápido, con esa eficacia propia de los bares de mercado, y la carta mantiene precios accesibles que recuerdan la filosofía de siempre: comida fresca, honesta y sin adornos innecesarios.
Visitar Casa Miguel es entender una parte de Huelva que no figura en las guías turísticas, pero que se vive en el día a día. Es un bar que ha sabido enlazar su historia con el presente, apoyándose en el mercado que lo vio nacer y defendiendo una forma de cocinar que prioriza el producto por encima de todo. No pretende reinventarse, porque no lo necesita. Su valor está en la autenticidad, en la continuidad y en seguir ofreciendo, tras más de siglo y medio, un rincón donde el tiempo parece detenerse para disfrutar de una tapa recién hecha. Casa Miguel no es solo un bar: es un pedazo de la ciudad que sigue latiendo.
















