Avenida 1 de Mayo, 6, 41860 Gerena
Teléfono: 655 66 22 48
Gerena se ha ido ganando, paso a paso, un lugar destacado en el mapa gastronómico de la provincia. En sus calles, cada vez más animadas, florecen proyectos que defienden la cocina de proximidad y la reinterpretan con criterio y sensibilidad. Uno de los nombres que hoy suena con fuerza es el de Lalina, un bar que ocupa el número 6 de la Avenida 1 de Mayo, en el local que antaño albergó el restaurante La Gélida, ahora reubicado a pocos metros. Al frente están Catalina García Gutiérrez, conocida por todos como Lina, y Andrea Pérez Román, compañera, socia y mano derecha en los fogones. Lina, gerenense y veterana de la hostelería desde muy joven, decidió dar el salto a su propio proyecto cuando este espacio quedó libre. Junto a Andrea, roteña y apasionada de la cocina, han conseguido crear un punto de encuentro donde se respira autenticidad y oficio. En poco más de dos años, Lalina se ha consolidado como uno de esos lugares que dan identidad a un pueblo: un bar con alma, con un tapeo afinado y sabores reconocibles que seducen por su naturalidad. No es difícil entender por qué muchos viajeros hacen parada en Gerena solo para conocerlo.
El interior de Lalina combina el encanto del bar andaluz de toda la vida con una estética moderna y luminosa. La protagonista es una gran pizarra negra que preside la sala, donde los platos del día y las especialidades se escriben a mano con tizas de colores, un detalle que refleja la personalidad viva y cercana del local. La barra, destinada principalmente al servicio, deja espacio a varias mesas bajas distribuidas con amplitud y a una gran mesa redonda pensada para grupos o familias que buscan compartir sin prisas. Las sillas amarillas y el mobiliario de madera aportan un aire alegre y desenfadado que invita a relajarse. Fuera, su terraza cubierta se ha convertido en uno de los rincones más codiciados de Gerena. Es un espacio cómodo y acogedor, protegido pero abierto a la luz natural, ideal para disfrutar en cualquier época del año. En los desayunos tempranos, los almuerzos tranquilos o las cenas de verano, este rincón mantiene siempre el mismo espíritu: el de un lugar donde se come bien, se charla mejor y uno se siente como en casa. El ambiente es distendido, con un servicio atento y una clientela fiel que mezcla a los vecinos de siempre con visitantes que llegan atraídos por el boca a boca y descubren aquí una de las direcciones imprescindibles del municipio.
La cocina de Lalina se distingue por su frescura, su cercanía y una clara apuesta por el sabor bien hecho. Cada plato parece pensado para no defraudar, con una atención especial a los detalles y a las texturas. En su carta conviven recetas reconocibles con guiños creativos que sorprenden al comensal sin perder el equilibrio. En Lalina podéis empezar con unos aperitivos como la anchoa del Cantábrico, lomo de sardina en vinagre, tartar de salchichón 6,50€, queso curado de oveja o lomo ibérico de bellota. Para abrir boca, ofrecen ensaladilla de chicharrón de Cái, salmorejo de remolacha, huevos rellenos de gambas al ajillo 3,80€ y carpaccio de ternera 7,90€. En la sección “Con su pan” tienen el minibocata de calamares en tinta, brioche de ropa vieja o la hamburguesa Pitufina con boniatos fritos. En fritura, destacan las croquetas de puchero, el flamenquín serrano, los chocos fritos y los boquerones al limón. Para rematar, podéis elegir entre el revuelto de gulas y gambas, atún a la plancha, solomillo ibérico al whisky, abanico ibérico 12,00€ o el arroz de la semana. Fuera de carta, tortillitas de bacalao, croquetas de huevo frito y chorizo, bocaditos de pulled pork, papas arrieras, sardinas asadas, gambas de Isla Cristina, alitas BBQ y dos tipos de arroces y una fideuá 17,50€. Y para endulzar, tienen la torrija Lalina 5,20€, delicias de Kit-Kat, coulant de chocolate o tarta de la semana.
Visitar Lalina supone adentrarse en una de las propuestas más interesantes del panorama gastronómico de Gerena, donde la sencillez y la coherencia se convierten en virtudes. El proyecto de Catalina y Andrea convence por la honestidad del planteamiento, con una cocina bien construida, que apuesta por el sabor y las elaboraciones cuidadas. Entre los platos más notables destaca la fideuá, elaborada con acierto técnico y una profundidad de sabor que revela oficio y buen criterio. Las frituras, crujientes, limpias y ligera, son otro de los puntos fuertes de la casa, junto con un conjunto de platos que, sin buscar la sorpresa, alcanzan un nivel de ejecución que demuestra respeto por el producto y por el cliente. La experiencia completa, con varios platos y postre, alcanzó un precio de 69,90 € para tres personas, una cifra más que razonable dada la calidad del conjunto y la satisfacción final. En el apartado de mejora, la carta de vinos merece una reflexión. Se echan en falta referencias más amplias, especialmente de bodegas locales y andaluzas, que podrían aportar un valor añadido y reforzar el vínculo del restaurante con su entorno. En suma, Bar Lalina confirma que la gastronomía de Gerena vive un momento estimulante. Lalina bien merece el desplazamiento: aquí se come con gusto, se atiende con afecto y se sale con la sensación de haber encontrado un lugar con alma.

















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